¿Qué ha provocado la tormenta «Bernard»?
La reciente incursión de la tormenta ‘Bernard’ en la provincia de Huelva, este domingo, ha tenido consecuencias de gran magnitud, especialmente en la región de la Costa Occidental. Según los agricultores de esta provincia, algunos de los cultivos se consideran prácticamente perdidos, y esto es especialmente evidente en el caso de las frambuesas.
El panorama que se observa es desolador, con plásticos que vuelan, estructuras metálicas retorcidas y plantaciones enteras devastadas debido a los fuertes vientos y las intensas lluvias que ‘Bernard’ trajo consigo durante varias horas, sobre todo desde alrededor del mediodía del domingo hasta bien entrada la tarde.
La tormenta llegó repentinamente y se disipó de la misma manera, permitiendo a los agricultores locales, llenos de temor, acercarse a sus tierras para presenciar los graves daños causados por un fenómeno meteorológico que algunos describieron como un auténtico «huracán».
Los agricultores expresaron que la situación era «desoladora y catastrófica». Dicen que podría significar el fin de la campaña antes de que incluso comenzara, ya que recordó al temporal que experimentaron hace cinco o seis años, que fue bastante similar.
¿En qué situación deja los cultivos de la provincia de Huelva?
Asimismo apuntan que «todo está arruinado» y que las pérdidas «podrían ser cercanas al cien por ciento», por lo que «es un desastre total». Los daños más notorios incluyen estructuras metálicas retorcidas, plásticos arrancados y daños en las plantas.
Las pérdidas fueron aún mayores en ciertos cultivos, en particular en el caso de la frambuesa, que estaba teniendo un buen comienzo en la temporada y que, después de lo sucedido el domingo, se deben desechar tanto la fruta que estaba lista para ser cosechada como la que aún estaba verde. Además, se requerirá el proceso de recuperación de las plantas.
Además de los problemas en los cultivos, existen daños sufridos en las infraestructuras, en particular en los plásticos y las estructuras metálicas, que deberán ser reemplazados debido a los daños causados.
Los agricultores se muestran pesimistas ante la situación, convencidos de que la temporada ya está perdida.