Maíz Bt: ¿Qué sabemos en España de este cultivo?

El maíz Bt representa un 30% del total en España

En 2019, más de 190 millones de hectáreas en 29 países fueron sembradas con semillas genéticamente modificadas, marcando un sólido avance global en la biotecnología agraria. Sin embargo, la Unión Europea se muestra escéptica y mantiene un bloqueo político al cultivo de estas variedades, aunque hayan superado los controles de seguridad de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA). A pesar de permitir su importación, Europa solo puede cultivar una de las 116 variedades transgénicas autorizadas, el maíz Bt.

España lidera en Europa con la mayor superficie de cultivo de maíz Bt, una variedad resistente al taladro, una plaga común en la Península Ibérica. En 2022, los agricultores españoles y portugueses sembraron más de 67.620 hectáreas de maíz Bt, representando alrededor del 30% del maíz total cultivado en España cada año.

¿Por qué usar maíz Bt?

El maíz Bt, modificado para resistir al taladro, expresa una proteína natural del suelo que actúa como un insecticida biológico, reduciendo la necesidad de fumigaciones químicas. Desde 1998, ha permitido a los agricultores españoles obtener una producción adicional de 1,76 millones de toneladas y una fijación de carbono equivalente a 1,37 millones de toneladas de CO2, contribuyendo a la sostenibilidad ambiental.

Aunque el precio de la semilla biotecnológica es mayor, los beneficios para los agricultores son notables debido a la reducción de pérdidas y ahorros por la resistencia al taladro. Entre 1998 y 2018, el cultivo de maíz Bt aumentó los ingresos de los agricultores españoles y portugueses en 285,4 millones de euros, obteniendo 4,95 euros adicionales por cada euro invertido en la semilla.

A pesar de los resultados positivos en España, los agricultores europeos enfrentan desigualdades comerciales, ya que se permite la importación de cultivos transgénicos prohibidos para su cultivo en Europa. Los agricultores españoles instan a los políticos europeos a apoyar firmemente la biotecnología agraria para competir en igualdad de condiciones. La coexistencia entre cultivos transgénicos y convencionales ha sido exitosa en España, sin conflictos entre agricultores y respaldada por rigurosas evaluaciones científicas de la EFSA y las agencias de seguridad de cada país.

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