Todo empieza por el principio
El aumento en el precio de los alimentos se ha debido a situaciones geopolíticas, como interrupciones en la cadena de suministro y conflictos en Ucrania. Esto ha afectado no solo a España, sino a la mayoría de los países. Según el Banco Mundial, la inflación alimentaria supera a la inflación general en más del 80% de los países.
Una mirada a los costes
Los principales componentes que representan el 70% de los costos en la agricultura (energía, fertilizantes y piensos) han experimentado aumentos significativos durante el último año. Los costos de los fertilizantes han aumentado un 84% en comparación con el precio de referencia del año 2015, y los piensos han subido un 54% según los datos del INE. Los precios de la energía también han alcanzado niveles históricos.
Además, las condiciones climáticas adversas, como la sequía, también influyen en los costos. Si no llueve y los pastos no crecen, se requiere alimentar al ganado con piensos, lo que aumenta los gastos en alimentación animal.
A nivel internacional, se observa una tendencia a la baja en los precios de los cereales como trigo y maíz. Sin embargo, factores como la sequía y el aumento de los costos salariales mantienen las expectativas menos optimistas en los mercados locales.
El incremento acumulado en los costos ha llevado a algunos sectores a abandonar la actividad. Aunque la industria y las grandes cadenas de distribución han aumentado los precios pagados a los agricultores, no ha sido suficiente. Esto ha resultado en una disminución de la oferta y obliga a los clientes a buscar nuevos proveedores en el mercado internacional, lo que mantiene los precios altos debido a la demora en encontrar alternativas más económicas.