17 lecciones sobre la PAC
Se reconoce por la Asamblea Parlamentaria que la Política Agrícola Común (PAC) de la Unión Europea (UE) fue establecida en el contexto de la Europa de la posguerra con el propósito de salvaguardar y asegurar el abastecimiento de alimentos. No obstante, las circunstancias han evolucionado y es hora de reconsiderar la PAC debido a sus efectos negativos en los países en desarrollo, entre otros.
Recordando la Resolución 1322 (2003) sobre «Desafíos para una nueva política agrícola«, la Asamblea destaca que la PAC ha alcanzado sus objetivos iniciales de garantizar la seguridad alimentaria y los ingresos de los agricultores, así como fomentar el desarrollo rural y preservar el patrimonio cultural y tradiciones europeas.
La agricultura ha enfrentado un declive en Europa en términos de empleo y contribución económica, lo que desalienta a los jóvenes a involucrarse en el sector debido a la competencia con otras industrias.
El reciente paquete de reformas de la PAC es bienvenido como un avance para abordar los desafíos actuales y enfocarse en la protección del medio ambiente, los animales y los aspectos sociales. Otras reformas deben ser consideradas como una oportunidad para mejorar la política agrícola en beneficio de consumidores, países en desarrollo, medio ambiente, zonas rurales y agricultores.
Se requiere un cambio de enfoque para afrontar los efectos negativos de la PAC en países en desarrollo, consumidores, industria y medio ambiente.
La agricultura tradicional en países en desarrollo se ve amenazada por la competencia de grandes empresas agrícolas y de procesamiento de alimentos, lo que afecta a las poblaciones rurales que enfrentan problemas sociales al migrar hacia las ciudades en busca de empleo y servicios.
Los gobiernos de países en desarrollo priorizan empresas capaces de exportar productos agrícolas debido a restricciones comerciales impuestas por economías avanzadas como Estados Unidos y la UE. La UE debe asumir responsabilidad por los complejos efectos de su política agrícola en los países en desarrollo.
La agricultura puede ser clave para reducir la pobreza a través de empleo y creación de riqueza. No obstante, la UE debe evaluar cuidadosamente los efectos de su política agrícola tanto en Europa como en países en desarrollo, cumpliendo con los Objetivos de Desarrollo del Milenio.
El régimen azucarero de la UE ha tenido un impacto negativo en muchos países en desarrollo, otorgando grandes subsidios a empresas rentables y obstaculizando su capacidad para escapar de la pobreza.
Los consumidores de la UE pagan dos veces por la PAC: a través de impuestos y facturas de alimentos más altas. Esto afecta especialmente a familias de bajos ingresos y representa una carga innecesaria.
La PAC sigue siendo una carga para el presupuesto de la UE, mientras que otros desafíos requieren nuevos recursos. Los efectos en las industrias manufactureras deben ser considerados, como el caso de la industria azucarera.
Existe preocupación por la distribución de subsidios, que benefician en gran medida a agricultores más grandes y ricos, lo que contradice la idea de proteger a los pequeños agricultores.
La intensificación de la agricultura ha contribuido indirectamente a la destrucción de hábitats, contaminación y disminución de especies de aves y animales. Es necesario considerar el impacto ambiental de la PAC a largo plazo.
Sin más reformas, la Asamblea está preocupada por el futuro de las especies animales en Europa y los recursos necesarios para reparar el daño ambiental causado por la agricultura intensiva.
Nueva Zelanda ofrece un ejemplo de que la eliminación de subsidios puede ser sostenible, mejorando la productividad y revirtiendo el daño ambiental.
Suiza, por otro lado, combina altos subsidios con protección del medio ambiente. Incorporar esta preocupación en la política agrícola sería prudente.
La Asamblea recomienda considerar los impactos de la PAC en países en desarrollo, medio ambiente, consumidores, contribuyentes y otras industrias, así como aprender de ejemplos de Nueva Zelanda y Suiza. Se debe centrar en el desarrollo rural, protección del medio ambiente y remuneración justa para los agricultores por servicios no económicos. También es necesaria una mayor transparencia y responsabilidad en la distribución de subsidios y una reforma que abarque todos los intereses, incluidos los del medio ambiente. La política agrícola puede jugar un papel importante en el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio.