Un equipo de científicos de la Universidad de Jaén (UJA) ha hecho un interesante descubrimiento en cinco olivares ubicados en Jaén y Málaga. Han identificado un conjunto de bacterias latentes presentes en las hojas y el suelo de estos olivares. Estas bacterias actúan como defensores naturales contra desafíos ambientales y desempeñan un papel importante como fertilizantes y un segundo «sistema inmunológico» para las plantas.

Específicamente, los investigadores han realizado un análisis exhaustivo y han aislado genes de 417 bacterias pertenecientes al género Bacillus spp. Estos microorganismos beneficiosos tienen la capacidad de formar esporas y entrar en un estado de «hibernación» para sobrevivir en condiciones adversas y luego reactivarse cuando las condiciones son favorables.

Según un comunicado emitido por la UJA, se ha descubierto que algunos de estos microorganismos mejoran la disponibilidad de nutrientes en el suelo, inhiben patógenos, absorben metales pesados y estimulan el crecimiento de las raíces, entre otras funciones beneficiosas.

Por lo tanto, el equipo de científicos sugiere la posibilidad de desarrollar un biopesticida natural utilizando este conjunto de microorganismos, con el objetivo de combatir la bacteria patógena Xyllela fastidiosa. Esta bacteria es considerada una plaga prioritaria en Europa, ya que no existe un método efectivo de control en el campo para erradicarla.

Aunque se conocía previamente la existencia de la bacteria Bacillus spp. y sus beneficios para las plantas, los científicos resaltan que nunca antes se había investigado este conjunto de bacterias en el suelo y las hojas de los olivares en España, ni se había determinado su resistencia ante desafíos ambientales como los metales pesados, los fertilizantes inorgánicos comúnmente utilizados en la agricultura y los antibióticos.

Explican que estas bacterias tienen la capacidad de entrar en un estado de reposo similar a la hibernación cuando se enfrentan a condiciones adversas, como la falta de nutrientes en el entorno. Una vez que desaparece la amenaza, pueden reanudar sus funciones vitales normales.

Además, se sometieron estas bacterias a diferentes concentraciones de metales pesados presentes en el suelo de los olivares. Se observó que mostraban una mayor resistencia al hierro, seguida de una resistencia menor al cobre, níquel, manganeso, zinc y cadmio, en orden descendente.

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