Bajo Cinca: de la agricultura tradicional a la actual

¿Cómo se estructura el tejido comercial de la fruticultura en España?

En la zona del valle del Ebro, incluyendo el Bajo Cinca, se ubica uno de los enclaves agrícolas más destacados de fruticultura intensiva a nivel nacional. Este sistema agrario altamente competitivo y modernizado está especializado en la producción de frutas dulces destinadas, principalmente, al mercado europeo.

El modelo agroindustrial implementado trajo consigo cambios significativos en los aspectos medioambientales, económicos y sociales. Este modelo propició un incremento en la productividad por hectárea y la profesionalización de la agricultura, reconfigurando las explotaciones familiares para su adaptación y supervivencia.

Según el último censo agrario del Instituto Nacional de Estadística (2022), en el Bajo Cinca (sur de la provincia de Huesca) existen 1990 explotaciones agrícolas que abarcan casi 93,000 hectáreas, con una producción valorada en más de 330 millones de euros. De ellas, el 32 % se centra en la fruticultura. A pesar de que la media del tamaño de las explotaciones es de 34 hectáreas, el 60 % de ellas tiene menos de 30 hectáreas, considerado el umbral para la viabilidad de la explotación frutícola actual.

La mayoría de los agricultores (80 %) trabaja a tiempo parcial, y se observa una reducción en el número de explotaciones (un 62 % menos desde 1999) con un incremento en la superficie (un 21 % más desde 1999). Esto indica una tendencia hacia la concentración productiva y la reestructuración hacia explotaciones de mayor tamaño gestionadas por agricultores profesionales.

Los agricultores todavía mantienen el espíritu familiar de las explotaciones

A pesar de estos cambios, los agricultores en el Bajo Cinca mantienen su identidad familiar y su vínculo con el territorio. No obstante, las investigaciones muestran una diversidad de perfiles en el sistema agrario, con diversas capacidades productivas y estrategias de venta. Esta variedad contribuye a crear economías de escala y especialización, fundamentales en el funcionamiento del sistema agroindustrial.

Existen explotaciones familiares pequeñas y medianas (30 a 100 hectáreas) que se especializan en cultivos de fruta y que comercializan a través de centrales frutícolas o cooperativas. Por otro lado, explotaciones de mayor tamaño (aproximadamente 100 hectáreas) se orientan a la comercialización propia y venden en los mercados nacionales de calidad.

En resumen, este estudio refleja la adaptación dinámica del sector agrario para integrarse en mercados globales y su evolución hacia la agricultura profesional. Los agricultores implementan estrategias diversas según el tamaño y estructura de sus explotaciones, mientras siguen considerándose como parte de la agricultura familiar, lo que subraya la importancia simbólica de este término.

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