¿Cuál es el plan?
En esta década, se planea la construcción de 5.000 hectáreas de invernaderos en el Sáhara Occidental por parte de Marruecos, según indica su plan estratégico Generation Green 2020-2030. La mayoría de estas hectáreas se destinará al cultivo y exportación del tomate, lo que representa una amenaza para uno de los productos estrella del sureste español. Desde hace años, regiones como Almería, Murcia, Granada y Málaga han advertido que Marruecos está ganando cuota de mercado en Europa.
Con este ambicioso plan, los productores españoles de tomate podrían perder sus negocios en pocos años, extendiéndose la amenaza a otros cultivos. El sindicato agrario COAG califica el proyecto marroquí como una «megalópolis del tomate» y solicita a la Unión Europea que actúe de inmediato, ya que Bruselas tiene mucho que decir en este asunto.
La cuestión de fondo es que Marruecos está expandiendo su poder agrícola en el Sáhara Occidental, lo cual, en teoría, va en contra de la legalidad internacional y los acuerdos bilaterales con Europa. Aunque en 2016 el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) obligó a excluir al Sáhara de los acuerdos debido a su condición de territorio autónomo pendiente de descolonización, Marruecos ha continuado suministrando productos agrícolas procedentes de esta región a Europa sin mencionar su origen, incumpliendo así las normas de trazabilidad y seguridad alimentaria exigidas en el etiquetado de los alimentos comercializados en Europa.
¿Cómo lo hacen?
Para burlar a Bruselas, Marruecos empaqueta las frutas y hortalizas saharauis como productos marroquíes. Los camiones de transporte llevan la carga desde la ciudad saharaui de Dakhla hasta Agadir, donde se mezcla con productos locales y se etiqueta como origen Marruecos. Esta estrategia ha generado preocupación entre los agricultores españoles, ya que se estima que entre el 7% y el 14% de los tomates marroquíes que ingresan en Europa son producidos en el Sáhara Occidental.
En regiones como Almería, que junto con Murcia es considerada la huerta de Europa, la superficie dedicada al cultivo de tomates ha disminuido en los últimos años debido a la competencia de Marruecos. Los agricultores españoles no pueden competir con los bajos precios que Marruecos ha acordado con la Unión Europea, lo que ha llevado a la pérdida de miles de hectáreas de cultivo en toda España. Además, Marruecos se beneficia de menores costos de mano de obra y derechos laborales, lo que dificulta aún más la competencia para los agricultores españoles.
Los agricultores españoles denuncian la competencia desleal de Marruecos, que supera los límites establecidos en los acuerdos comerciales, no cumple con los controles de sanidad y utiliza productos fitosanitarios no permitidos en Europa. Esta situación está perjudicando gravemente a la agricultura española, y los agricultores se plantean la posibilidad de cultivar otros productos para hacer frente a esta situación. Sin embargo, hasta el momento, no han logrado movilizar al Ministerio de Agricultura para abordar esta problemática.