Efectos de los aminoácidos en las plantas

¿Para qué sirven los aminoácidos en los vegetales?

Los aminoácidos en las plantas, utilizados como bioestimulantes nutricionales, son reconocidos como valiosos complementos para superar diversas situaciones de estrés, como heladas, sequías y limitado crecimiento radicular. Un impulso energético es proporcionado al cultivo, permitiéndole mantenerse en producción o continuar su crecimiento.

En el mercado agrícola, existe una diversidad de estos productos, de naturaleza variada (adecuados para agricultura ecológica o convencional) y con objetivos específicos para las plantas, abordando desde el manejo del estrés hasta la estimulación del enraizamiento, la producción o la resistencia a enfermedades.

Obtención de aminoácidos por las plantas

La obtención de aminoácidos se realiza principalmente a partir de proteínas animales o vegetales, descompuestas en moléculas más pequeñas mediante catalizadores como enzimas o agentes ácidos. La aplicación de aminoácidos, al ser «agentes energéticos» fácilmente asimilados por las plantas, estimula su desarrollo, incrementando la construcción celular en tallos, hojas y raíces.

Los beneficios de los aminoácidos en las plantas abarcan desde la mejora de la absorción de nutrientes hasta la estimulación de la producción de fitohormonas. Actúan como agentes quelantes, favoreciendo la asimilación de microelementos, y contribuyen a la mejora de las propiedades del suelo al aumentar la flora microbiana. Además, ofrecen resistencia y superación a problemas como el estrés por granizo o la aplicación de productos químicos.

Diferentes aminoácidos desempeñan funciones específicas: el ácido glutámico favorece el desarrollo vegetal y la floración, la alanina contribuye al proceso de fotosíntesis, y la arginina estimula el desarrollo radicular, entre otros. Su aplicación se realiza tanto vía foliar como en fertirrigación, adaptándose a las necesidades del cultivo.

En resumen, los aminoácidos, al proporcionar estímulos específicos a las plantas, se han convertido en herramientas fundamentales para optimizar la producción agrícola, mejorar la calidad de los cultivos y hacer frente a desafíos ambientales.

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